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©Sonia Jiménez Tirado

Poema para un silencio

En mitad del silencio con el alma en pie
a gritos que me recuerdan el naufragio 
como si fuera una película que pasa una y otra vez,
malherido el actor y malherido el director, 
malheridos tú y yo.
Ruina y desastre descontrolados como en Hiroshima y Nagasaki 
diez minutos después de estallar la bomba nuclear. 
Hay muerte esparcida por todos sitios, 
muerte vestida de vida con muy mala cara y muy pocas ganas.
Sé que miras al cielo en cualquier parte, perdida, 
mientras te reconstruyes de lo que no eres
y atentas inmisericorde contra lo que hemos sido.
Yo no soy, 
he dejado de existir hundido en alguna oquedad subterránea de ciudad 
en un alarde inútil de fortaleza que me desnuda y me hiere.
Fechas,
nombres, 
recuerdos,
son fantasmas en un calendario al que no le quedan hojas,
presagios,
sueños hechos daños,
el tiempo hecho morgue,
la vida hecha muerte.
Un amanecer sin sol,
un mar sin olas,
o quien sabe, si hasta un vida sin vida.
Un instante,
un destello,
un segundo en dirección prohibida,
y una sonrisa.
Despertar y vivir,
y vivir... vivir.





1 comentario:

El Chico Con Cianuro dijo...

Este poema que has escrito ha sido muy profundo, me ha llegado.

Sin duda me quedo con los 3 últimos versos porque desatan todo.

Genial.

Besos con cianuro.