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©Sonia Jiménez Tirado

Y... dime


Y aunque no quiera te sigo buscando,
allí en donde quisiera encontrarte, con un cielo cargado y oscuro, con el suelo encharcado y todas las flores secas.
Cuando es el tiempo el que marca las distancias, una continua cuenta atrás que yo quisiera descuidar, para no contar nunca más, para que todo ese tiempo no existiera.
Y si pudiera verte cada segundo que van marcando las agujas de mi reloj poco callado... que me recuerda que no estás.
Y mis manos que se quedan mudas, mi corazón imprudente sigue latiendo, cuando lo más cuerdo sería abandonar el camino, y coger otro que me lleve al final, donde la ley no es otra que la libertad.
Y si pudiera taparme los ojos para no mirar atrás, y salir corriendo a buscarte sin miedo.
Y como hago para que veas que todo esto no es un desorden sino un fuera de tiempo...
Y si pudiera darle la vuelta al mundo...
Y dime como calmo esta impaciencia, dime... de que lleno estos días huecos y desiertos, y como pongo en pie todas esas flores marchitas.
Y que compongo para que entiendas, que lo que suena no es mi música...
Y si pudiera enseñarte todo lo que quiero, si esta torpeza mía no me empujara al desconcierto, si pudiera abrazarte yo sin esperar a que tú lo hagas, si no me faltara coraje.
Y dime si tú tienes respuesta... tengo preguntas a las que una noche en vela no contesta...
Y si supieras que he desmontado este rompecabezas mil veces, y al volver a colocar las piezas me sobran o me faltan.
Y así... digo que no, en donde quisiera decir, si... y sé que soy cobarde cuando debiera ser valiente... que tendría que ser yo quien te regalara las flores que deshojaras...
Y dime...
Torpe y frágil te invito a que te vayas, cuando hoy mi castigo es tu ausencia más marcada.
Y te pido cosas que yo a ti no puedo darte... y sabes que esto no en más intento de hilvanar el descosido...
Y ahora dime...

Alma libre


Hoy que los ojos me pesan hasta no poder sujetarlos... he querido cansar mi cuerpo para no darle tregua a mi alma, que danza y vuela y se alza ante mí sin pudor ni pena, contradiciéndome en la lógica y robándome los ultimas señales de juicio que me quedan.
Y me encuentro aquí, amarrada y loca... sin poder dormir ni despertar, en un infinito charco de lágrimas que mis ojos han ido criando al amparo de mi sonrisa dibujada, para siempre, en un rostro que ni es mio ni me pertenece.
Vuela libre, domando mi existencia a su antojo... yo que la observo, abatida y consumida en un abandono propio de un ser carente de vida... he intentado mil veces darle asilo en mi pecho que es a donde pertenece, pero altanera se niega a estar en custodia eterna de mi conciencia y mi cordura.
Le he gritado mil veces para que vuelva, pero ella danza y vuela... Libre, como yo también fui con ella.
En esta noche que empieza irracional e inmadura, imprudente y oscura, con el ultimo aliento de vida, mansa y tranquila, voy a danzar y volar y alzarme sin pudor ni pena.