Madrid tiene mucho más frío que yo,
y yo tirito.
Callao se mantiene solitario en esta mañana de medias luces,
sólo,
solo yo y un cielo gris que amenaza con romperse.
Pensé que jamás regresaría a este lugar sin ti y aquí estoy,
nueve plantas es altura suficiente
para hacer sangrar a mi equilibrio,
pero ¿qué sabrás tú de alturas?
Tú que has jugado a tensar un cuerda
sobre 343 kilómetros de distancia
para intentar cruzarla después.
He vuelto por una sola razón,
he vuelto por que esta ciudad
sigue siendo tú,
porque siempre será tú
aun sin mí en algún lugar.
Porque este lugar
que tú no ya no recuerdas
sigue estático en una fotografía
a todo color que yo llamé "amor"
y que me da vértigo romper.
Nunca vas a imaginar
lo bonito que era verte reflejada en el cristal
disparando como si no hubiera un mañana,
como si fuera la primera vez
que venías a parar aquí
y creyeras que nunca ibas a volver.
No sé si lo habrás hecho
pero te aseguro que aquí existe un latido
que se empeña en repetir tu nombre
y que le da sentido a esta soledad.
Qué desenfocado está todo
y qué gris.
En breve volveré al suelo
en donde tú tampoco estás
y la Gran Vía me dirá de nuevo adiós
en mi no querer irme.
He vuelto a sentarme en el lugar de siempre
pero hoy no escribo metáforas en la servilleta,
ya las inventé todas
y ninguna se parecía a ti.
© Sonia Jiménez Tirado
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