Después de haber vivido como locos, bajáis la mirada en una inercia estúpida, en nombre de una decencia desordenada que os renombra de una tácita cordura que os reseca la vida.
Después de que hasta la primavera envidiara a vuestro invierno, regresáis al amparo de una lucidez gélida que os hiela el por venir.
Después de que el amor os atravesara la vida, en un alarde de virtuosismo, aireáis una penosa entereza que os mata decentemente.
Después de haberle mordido al destino sin miedo, pretendéis alimentaros de un cariño asténico que no es más que el testigo de un fracaso.
Después de haber vivido noches sin más límites que la piel, os cobijáis bajo la soledad del insomnio que arde en vuestra cama... después...
Vosotros mismos os convertís en habitantes de un paraíso a la sombra, confiando en una eternidad efímera que devora las ansias. Vosotros... que palidecéis uno frente al otro, estrangulándoos las miradas, condenándoos a una dolorosa ceguera de ojos abiertos que os muestra de lejos la condición natural del cielo, ese, que habéis vivido de cerca. Sois vosotros los que abriréis cajones vacíos, en busca de un pasaporte en blanco...en busca de esos días que ahora aún tenéis por vivir y que entonces sólo serán una homilía o un comentario mal escrito en algún margen.
Después de casi ahogaros en silencio y despedidas, incluso de sobrecargar de mala conciencia y de razón el platillo de la balanza... incluso después de todo... el amor es el único latido que os mantiene vivos.
Después de que hasta la primavera envidiara a vuestro invierno, regresáis al amparo de una lucidez gélida que os hiela el por venir.
Después de que el amor os atravesara la vida, en un alarde de virtuosismo, aireáis una penosa entereza que os mata decentemente.
Después de haberle mordido al destino sin miedo, pretendéis alimentaros de un cariño asténico que no es más que el testigo de un fracaso.
Después de haber vivido noches sin más límites que la piel, os cobijáis bajo la soledad del insomnio que arde en vuestra cama... después...
Vosotros mismos os convertís en habitantes de un paraíso a la sombra, confiando en una eternidad efímera que devora las ansias. Vosotros... que palidecéis uno frente al otro, estrangulándoos las miradas, condenándoos a una dolorosa ceguera de ojos abiertos que os muestra de lejos la condición natural del cielo, ese, que habéis vivido de cerca. Sois vosotros los que abriréis cajones vacíos, en busca de un pasaporte en blanco...en busca de esos días que ahora aún tenéis por vivir y que entonces sólo serán una homilía o un comentario mal escrito en algún margen.
Después de casi ahogaros en silencio y despedidas, incluso de sobrecargar de mala conciencia y de razón el platillo de la balanza... incluso después de todo... el amor es el único latido que os mantiene vivos.
sJt
Con mucho cariño a todos esos que huyen del amor y en especial a dos.
"Para el amor no hay tregua en la vida, ni para vida hay tregua en el tiempo".
Sed felices, que el tiempo apremia.