Lo inevitable se vuelca a los pies como el agua que sobresale del vaso, reventando los límites de la consciencia y elevando el grito al filo de mi mundo, allí en donde los sueños caen y nunca se levantan.
Mientras suena aquella canción de corazón roto, contengo el alma amarrada a la melodía nítida de un piano que quiere pronunciar tu nombre. Conspiran las notas como pequeñas heroínas que pretenden salvarte del desdeñable olvido.
Mordaz y loca, la razón arruina las piedras que fuimos levantando juntos, adobe de pasión y amor secados al sol; sol que despuntó mientras clareaba la luna...
Replica un do menor que se eleva hasta entumecer mis sentidos, amparados en una caricia más... suplicando la agudeza de tus manos sobre mi piel.
Escucho... engrandeciendo la única parte inmaterial de mí, dejándome ir en un torrente desbordado repleto de ti... el mismo que corre por mis miembros erizándome por entero en cada sorbo, en cada recuerdo... en cada suspiro.
Y mientras se va apagando el sonido vivo de un te quiero, cierro los ojos y me regalo al olvido.
Suena la melodía de aquel piano.
Mientras suena aquella canción de corazón roto, contengo el alma amarrada a la melodía nítida de un piano que quiere pronunciar tu nombre. Conspiran las notas como pequeñas heroínas que pretenden salvarte del desdeñable olvido.
Mordaz y loca, la razón arruina las piedras que fuimos levantando juntos, adobe de pasión y amor secados al sol; sol que despuntó mientras clareaba la luna...
Replica un do menor que se eleva hasta entumecer mis sentidos, amparados en una caricia más... suplicando la agudeza de tus manos sobre mi piel.
Escucho... engrandeciendo la única parte inmaterial de mí, dejándome ir en un torrente desbordado repleto de ti... el mismo que corre por mis miembros erizándome por entero en cada sorbo, en cada recuerdo... en cada suspiro.
Y mientras se va apagando el sonido vivo de un te quiero, cierro los ojos y me regalo al olvido.
Suena la melodía de aquel piano.
sJt.