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©Sonia Jiménez Tirado

Al dolor

Hace tanto que se pasea por mi interior haciendo jirones todas las cosas, descosiendo cicatrices que han permanecido intactas causa del descostre al que usted las somete, que me cuesta recobrar el sentido, ese que se siente, cuando no se siente nada.
Hoy, trato de verbalizar esta amalgama de sin sentidos y de olvidos fracasados, reflejándolos con rastros de tinta color corinto, traída desde el interior de mis venas, en un papel despechado que se arruga y se rompe cuando la intensidad de su última punzada hace énfasis sobre la silaba final. Hoy, quisiera desahuciarlo, abandonarlo sin mirar siquiera atrás, mirar hacia delante como si nunca nos hubiéramos conocido, pero sé que arraigado a mis más bellos recuerdos, usted crece y se hace grande cuando quiere, asomándose al esbozo de mi sonrisa... oscureciendo los días claros con tormentas de alaridos que atruenan la felicidad prematura que apenas nace y ya sucumbe a su sombra.
Ojalá! tuviera el valor de sentarse frente a mí, le devolvería aquel "olvídate de mi" y la ausencia de mis muertos... le daría lo que es suyo y no mío... la impotencia frente la exasperación de un amigo... la tristeza con la que usted gobierna las miradas en una despedida... le tiraría a la cara la sensación en los labios al besar una frente fría.
Sin embargo, anidado en lo más profundo de mi ser, cuarteando la piel de mi alma, se esconde y jamás se calla, haciéndose parte de mí hasta llevarme al desprecio propio, inherente a su causa.
Con todas estas letras hirvientes lo único que pretendo es recordarle que ante todo sigo estando vivo, que sigo sintiendo, a pesar de usted, primaveras que florecen fulgentes y cómo precipitados otoños invaden con sus olores los días póstumos de veranos llenos de luz. Le hago saber, que aun macerada a cilicio mi creencia en el amor permanece indemne y que más allá de la existencia material, sé que aguarda el calor real de la vida.
Me pongo de pie y me despido de usted, con un hasta siempre, porque sé que se queda conmigo, desde hoy para nada más, sepa, que voltearle la cara cuando me mire de frente.

sJt.