
Porque hay una distancia que no se mide en centímetros, sino en años luz, que se podría evaporar en una sola décima de segundo si no tuviéramos esa capacidad inútil de hablar de más cuando, en realidad, nada hay que decir, sino que todo está dicho.
Son distancias que se sienten cuando se está sentado lado a lado, incluso cuando entrecruzas los dedos con los suyos y caminas de la mano, la que nos aparta de la capacidad de amar sin límites, la que existe ENTRE ALMA Y ALMA.