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©Sonia Jiménez Tirado

Plaza de Callao, 2. 9ª Planta

Desde aquí arriba,
Madrid tiene mucho más frío que yo,
y yo tirito.
Callao se mantiene solitario en esta mañana de medias luces,
sólo,
solo yo y un cielo gris que amenaza con romperse.
Pensé que jamás regresaría a este lugar sin ti y aquí estoy,
nueve plantas es altura suficiente
para hacer sangrar a mi equilibrio,
pero ¿qué sabrás tú de alturas?
Tú que has jugado a tensar un cuerda
sobre 343 kilómetros de distancia
para intentar cruzarla después.
He vuelto por una sola razón,
he vuelto por que esta ciudad
sigue siendo tú,
porque siempre será tú
aun sin mí en algún lugar.
Porque este lugar
que tú no ya no recuerdas
sigue estático en una fotografía
a todo color que yo llamé "amor"
y que me da vértigo romper.
Nunca vas a imaginar
lo bonito que era verte reflejada en el cristal
disparando como si no hubiera un mañana,
como si fuera la primera vez
que venías a parar aquí
y creyeras que nunca ibas a volver.
No sé si lo habrás hecho
pero te aseguro que aquí existe un latido
que se empeña en repetir tu nombre
y que le da sentido a esta soledad.
Qué desenfocado está todo
y qué gris.
En breve volveré al suelo
en donde tú tampoco estás
y la Gran Vía me dirá de nuevo adiós
en mi no querer irme.
He vuelto a sentarme en el lugar de siempre
pero hoy no escribo metáforas en la servilleta,
ya las inventé todas
y ninguna se parecía a ti.

© Sonia Jiménez Tirado


© Derechos reservados

Parada: Murcia




Os esperamos! 

Distancias

Existen distancias eternas
todas ellas como leones hambrientos
se mueven sin embargo
al alcance del zarpazo.
Distancias inmensas
que ocupan existencias enteras
mientas la voz del mundo,
calla,
secreto a voces
de medias lunes
y sones.
Misericordia el silencio
el espacio que nadie habita
y la pena.
Y así es como me abandono
a la distancia y el destino
de dejarme atrás,
como si solo existiera el ayer,
el recuerdo sin mañana,
como si el daño fuera un Dios
capaz de transformarse en aire
y desaparecer
y yo fuera incapaz de olvidarte,
y me desconozco
en mi propia vida
y hasta en mi muerte,
agonizante espera
esta distancia
que se forja lenta y punzante
al verte y no encontrarte.

© Sonia Jiménez Tirado




Tic... tac...

Ya va quedando menos y no quería dejar pasar la ocasión de invitaros a que nos acompañéis a esto que hacemos y nos gusta llamar... poesía.


Momentos

Algunos momentos contigo parecían irreales
como una aurora boreal en el mes de agosto,
o una estrella fugaz
que surca el cielo a plena luz del día.
Fueron instantes sacados de la chistera de un mago,
creados a mi imagen y semejanza
para que jamás pudiera olvidaros.
Volátiles e intangibles...
burbujas de aire todo oxígeno
en las que vivir no dolía.
Era tan sencillo vivirte
que negarse a hacerlo era imposible,
como imposible hubiera sido alargar
cinco minutos más tu vida en la mía.
Momentos extraídos de un pentagrama perfecto
en las que tu música
era la música que hacía girar al mundo.
Fueron tantos y tan a menudo
que hoy sigo buscando el punto de encuentro
que hace que todo recomience
en este ciclo infinito
que me lleva siempre a ti.
Y te encuentro,
sí, te encuentro
pero ahora inventas verbos
que yo desconozco
y me agarro a su significado
como única fuente de vida,
queriendo sobrevivirte
manteniendo en pie
el ser en ruinas que encuentro
y que también desconozco.
A veces, quisiera no ser capaz
como si fuera suficiente querer,
como si fuera tan fácil contenerme
y no ir a contracorriente.
Momentos, solo fueron momentos
algunos como montañas
otros como selvas
o desiertos,
momentos infinitos
heridos por la brevedad de un suspiro,
momentos.

Derechos de autor Sonia Jiménez Tirado


Derechos de autor Imagen: Juan Martínez Morenilla