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©Sonia Jiménez Tirado

Poema para un silencio

En mitad del silencio con el alma en pie
a gritos que me recuerdan el naufragio 
como si fuera una película que pasa una y otra vez,
malherido el actor y malherido el director, 
malheridos tú y yo.
Ruina y desastre descontrolados como en Hiroshima y Nagasaki 
diez minutos después de estallar la bomba nuclear. 
Hay muerte esparcida por todos sitios, 
muerte vestida de vida con muy mala cara y muy pocas ganas.
Sé que miras al cielo en cualquier parte, perdida, 
mientras te reconstruyes de lo que no eres
y atentas inmisericorde contra lo que hemos sido.
Yo no soy, 
he dejado de existir hundido en alguna oquedad subterránea de ciudad 
en un alarde inútil de fortaleza que me desnuda y me hiere.
Fechas,
nombres, 
recuerdos,
son fantasmas en un calendario al que no le quedan hojas,
presagios,
sueños hechos daños,
el tiempo hecho morgue,
la vida hecha muerte.
Un amanecer sin sol,
un mar sin olas,
o quien sabe, si hasta un vida sin vida.
Un instante,
un destello,
un segundo en dirección prohibida,
y una sonrisa.
Despertar y vivir,
y vivir... vivir.





No podía ser de otra manera...

Artículo publicado por Diario Jaén 24/09/2013

Cautivada y enamorada, más si cabe, de mi ciudad natal cuando lo veo en imágenes que te invitan a soñar y a recordar instantes arraigados a un lugar. Jaén convertido en una estampa idílica, casi, como un escenario sacado de un cuento.
Paseaba por la red y regalos que esta, a veces, hace, encontré una fotografía de Jaén cuya autoría firma, Eva Serrano.
Un instante congelado en el tiempo que narra una historia completa capaz de emocionar a  los que es posible que, sin querer, nos hayamos ido alejando de nuestros orígenes. Instantánea limpia de rutinas y malos humos echada a volar a desde la Torre de las Troneras del Castillo de Santa Catalina muestra a un Jaén digno de anhelar.
Fotógrafa por vocación, Eva Serrano, extrae la esencia esa que reside en los pequeños detalles y en las pequeñas cosas que tan a menudo pasan desapercibidos. Es, sin duda,  una poeta de la imagen capaz de elevar la realidad hacia un mundo mejor al que poder escapar, como ella misma sueña.
Sus ilustraciones bordean sutilmente la fantasía encumbrando a cada una de ellas hacia la perfección, en un compendio de texturas, luces y sombras que difícilmente podría pasar inadvertido. La artista ciudadrealeña, también conocida como “Nuke”, es experta en fotomanipulación, sus sublimes creaciones invitan a navegar en un mar de nubes, a pasear de la mano de la nostalgia por un jardín imposible o a inundarse de amor en una noche de luna llena, brillante, única y hecha a capricho.
Como “no podría ser de otra manera”, Eva Serrano, recorre salas de exposiciones en un Madrid que la abraza y la acoge con MAKTUB, una colección de 13 obras basada en el poemario “Sed de Sal” de Rubén Tejerina. Entre ellas, un bello paisaje vestido de ocres, de horizonte blanco infinito cubierto por un cielo nebuloso de azul profundo y como detalle relevante, unas botas que han debido caminar mucho, cita de Tejerina al pie de la imagen: “Quedarse en un lugar es marcharse de todos los demás”.
Mientras la esperamos para que llene Jaén de su magia  podréis encontrarla en Madrid en  Priorité Art Coffe Shop y próximamente en Quilombo.  
Estaba escrito. 



Inauguración de Maktub. 13/07/213

Ella... te quería.

Podría escribir que ella te quería, en una tercera persona que no existe y que suprime mi posibilidad de existir porque soy yo la que te quiso sin cuartel, sin límites más allá de la vida que ni siquiera era mía, renuncié a ella por amarte, por solidificarte en mi pecho cincelando en ti un amor infinito, absoluto de todo cuanto existe y devoto de una existencia que solo te pertenece a ti. No soy más, que lo que soy cuando estoy contigo.
Debería haber excavado una zanja, lineal y profunda, a lo largo de los días que me queden por vivir y haberme hecho al otro lado, inalcanzable de una sola mirada... de tu mirada. Debería... pero basta una sola, solo una de ellas para rellenar el vacío infértil incapaz de llenarse ni tan siquiera de aire...
Debería haber olvidado tu nombre, ese que inventaste solo para mí, y haber olvidado el verbo que me unió a ti.
Sé, amor... sé, que no hay distancias que confinen nuestra unión, ni razones que nos lleven a entender, no hay ni tan siquiera daños que adolezcan en lo mínimo nuestro amor. Sé que inmortal cuan inolvidable es.
Pero también sé... que cada noche un fantasma se postra a los pies de mi cama, levitando sobre lo que nunca fue y vestido con la túnica de lo que pudo haber sido... trae consigo un disfraz de mala conciencia y una máscara de olvido hecha de frágil cerámica que quiebra aun sin descuido.
De la mano obcecada del prejuicio he ido en busca de la razón, en busca de ti y jamás encontré nada ni te encontré a ti, será que ya no perteneces a ningún sitio igual que yo habito en donde se me condena existir, dejando en ayunas mi alma y vagabunda de sueños la existencia que se precipita al acantilado de la desesperanza.
Quizá despierte algún día después de este sueño inmisericorde y la claridad me devuelva la lucidez y la calma con la que seguir esperándote.
Quizá algún día abra los ojos y descubra que quién durmió a mi lado expropiado de voluntad... siempre has sido tú.

Septiembre

Septiembre viene con los ojos a medio abrir
arrastrando los últimos sudores y
deshojando un agosto estruendoso
que murió por no callar,
como Juana de Arco o
¿quien sabe?
Si solo ha sido el tiempo el que,
como carcoma,
lo ha ido devorando desde adentro
antes de que abriera la boca.
Viene septiembre,
apuntando a un otoño sombrío
de largas y silenciosas rutinas,
de suntuosa tranquilad
y de paisajes naranjas,
de esos de antología
que se entretienen en versionar recuerdos.
Gigante,
valiente
o cobarde,
guarda las apariencias,
receloso a las miradas,
como el búho camuflado
en la corteza de un árbol
que lo delata al mínimo parpadeo.
Septiembre de mirada felina,
la tuya,
de sonrisas tras de la esquina
de un jardín cualquiera,
de kilómetros de esperas,
de encuentros fugaces
que surcan un único cielo,
el mío.
De síes vestidos de no
que gritan esperanzas
mientras septiembre se gasta.
Éxodo que relato
mientras te miro a lo lejos
dejándote ir en tu continuo venir.
Es septiembre un visionario
que cree en la vida eterna
cuando recién comienza a morir.
Septiembre que ríe y llora
en un ciclo de locura y cordura
que me arrolla
y me perturba,
más,
si cabe.
Que sea a septiembre
al que le extirpen los días
en los que supe irme a tiempo,
o los días,
en que como un volatinero,
me lanzas al aire
para rescatarme a un milímetro del suelo.
Meridiano de vida...
sin norte y sin manos,
soy como un septiembre...
que vive en un año de tu vida
al que todavía no has puesto nombre.

Septiembre...
Yo no soy septiembre.



sJt






MIL PEDAZOS MÁS. El libro.


Solo estás... tú y el campo...


Fija fuertemente tu objetivo y no lo pierdas ni un segundo de vista... solo hay manera de llegar a él y es... que él también te elija...


La leyenda de Bagger Vance







Llegó


Gracias inmensas a todos y cada uno de los habéis hecho realidad este sueño que sois todos los que habéis estado desde el principio alimentándome, sois todos los que habéis ido llegando para quedaros. 
Gracias, gracias desde mi centro porque hoy "Mil Pedazos Más" es mi sueño venido a más.
Gracias a mi familia bloguera, a los que hemos conseguido vencer la "distancia virtual" y nos hemos abrazado y apretado las manos, sois ya parte de mí. 
Ni tiene que decir que... OS ESPERO! 




Vuelvo

Vuelvo a ti,
porque tú eres el único lugar al que sé volver.
Vuelvo una y otra vez,
repetidamente,
convulsivamente.
Regreso con el alma encogida,
fuera del cuerpo,
como si quisiera adelantarme y llegar  antes.
Vuelvo hacia ti, contra ti, a ti.
Vengo buscando el único sentido de mi vida,
lo único que quedó en pie después de que me inmolaras los cimientos,
después de venirme abajo como uno de esos edificios
al que barrenan por los pies.
Yo soy uno de ellos
pero con menos cemento.
Vuelvo después del después,
sin antes,
sin memoria,
con el daño olvidado en alguna isla
en la que ya no naufrago.
Vuelvo de las sombras,
con mis medias luces
con la cordura esa que no tengo
y que me empujar a volver.
Vuelvo porque eres el único camino que sé andar
la única escapatoria,
mi única salvación,
he aprendido a morir aunque tú no lo sepas
y vuelvo.
Vuelvo del nunca jamás
del no,
del tal vez.
Vuelvo sin respirar
para no gastarme la vida,
porque un segundo más sin vivirte
es como asesinarme a sangre fría
y no lavarme las manos después.
Vuelvo porque el olvido me da miedo
y el silencio ya no me cabe en el cuerpo.
Vuelvo sin mi consentimiento
disparando a mi razón a bocajarro,
destripando el poco secreto que me queda
porque te amo a gritos...
... aunque jamás abra la boca.




sJt 2013